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Los ventiladores son electrodomésticos longevos y pueden alcanzar precios bastante elevados. Tener claras algunas nociones sobre el uso y las prestaciones de un ventilador es fundamental para evitar elegir a ciegas y gastarse el dinero en un producto equivocado que va a pasarse muchos años en casa.
El uso más intuitivo de un ventilador. Aunque por sí mismo no tiene capacidad para enfriar, el ventilador mueve el aire y evita que se estanque y recaliente las habitaciones, y genera una corriente que resulta muy agradable en los meses de más calor. Además, puede utilizarse en conjunto con un aparato de aire acondicionado para mover el aire frío y refrescar la estancia mucho más rápido, con el consiguiente ahorro de energía.
Muchos ventiladores disponen de una función inversa, o modo de invierno. Al activarla, las palas del ventilador giran en dirección contraria y absorben el aire en lugar de expandirlo. De este modo, el aire del techo (más caliente, dado que el aire cálido sube) desciende hacia el suelo, y el aire frío del suelo asciende, y la sensación térmica aumenta.
La función inversa del ventilador puede utilizarse para calentar las habitaciones con más rapidez si se utiliza con la calefacción.
Los diseños de los ventiladores son extraordinariamente variados, y van desde lo más tradicional hasta lo más minimalista, pasando por aparatos con motivos étnicos, vintage, neobarrocos o industriales. Un ventilador adecuado se integra con la decoración del resto de la estancia y la realza; un ventilador mal escogido, en cambio, no pega con la habitación y resulta chocante a la vista.
A la hora de elegir un ventilador, el factor más determinante es tener en cuenta la estancia donde va a colocarse, tanto su decoración como su tamaño.
Tener en cuenta el tamaño de las habitaciones es fundamental a la hora de elegir un ventilador: un ventilador grande no tendrá espacio para funcionar en una estancia muy pequeña pero permite mover mucho más aire con muchas menos revoluciones, y por lo tanto consumiendo menos energía y produciendo menos ruido. Un ventilador pequeño, por su parte, necesita mucha más potencia para ventilar estancias grandes, pero funciona mucho mejor en las pequeñas.
Como norma general, se puede establecer la siguiente equivalencia aproximada:
Tamaño de la estancia (m2) | Diámetro del ventilador (cm) |
< 13 | ≤ 107 |
13-18 | 107 – 132 |
>18 | >132 |
En todo caso hay que tener en cuenta que debe haber más de medio metro de distancia entre el ventilador y cualquier obstáculo lateral, y que deben dejarse alrededor de 2.5 metros de distancia entre el ventilador y el suelo, para evitar accidentes.
Aunque se piensa siempre en los interiores, existen ventiladores adaptados para su uso en exterior, ya se trate de porches, de terrazas o de tejados abiertos. Estos ventiladores funcionan bien en días de calor donde no corre el aire, y pueden cumplir una importante función decorativa.
Muchos ventiladores incluyen una fuente de iluminación. De este modo no es necesario hacer varias instalaciones eléctricas y el ventilador se vuelve una pieza mucho más versátil. Hay varios tipos de ventiladores con luz: las bombillas pueden ir integradas o no incluidas; el accesorio de luz puede ser fijo o desmontable; puede tener forma de plafón, de downlight o de foco para luces más dirigidas o más difusas; puede incluir uno o varios puntos de luz…
A pesar de que existen muchas opciones, la elección es más sencilla de lo que parece, pues la variable más importante que hay que considerar es: ¿cuáles son las necesidades luminosas de la habitación?
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